martes, 17 de julio de 2012

Algo más que un disfraz

Una de las numerosas particularidades de la sociedad japonesa es su afición por los uniformes, usados por diferentes razones, entre ellas la de sentirse parte de un todo, en una sociedad hiperorganizada y en donde los instintos del individuo se supeditan al trabajo en equipo, los uniformes son una manera expresar la inscripción del individuo a un colectivo diferenciándose de otros grupos humanos, desde los famosos uniformes escolares, pasando por los de los taxistas, gorro azul y sus característicos guantes blancos, que jamás supe para que usan, toque de elegancia o para no ensuciar el volante?. En los gigantescos centros Takashimaya esta pasión japonesa por usar el atuendo para sentirse parte de un equipo se hace más evidente, los Takashimaya son centros comerciales situados en los centros urbanos nipones, enormes moles de hormigón de nueve plantas, cada una de ellas destinada a diferentes gamas de productos,desde ropa, comida, materiales para la casa, muebles, materiales de papelería etc. Cuando entré en la sección de comida, situada en el subsuelo, aparte de la inabarcable cantidad de tiendas y comida, lo que más me sorprendió fue los uniformes de los vendedores, lejos de ser monótonos, los empleados de cada tienda usaban uno distintivo, que variaba en colorido y diseño de la siguiente, uniformes que en ocasiones estaban en sintonía con el producto que se vendía. Todo esto me recordó a la peli de Porco Rosso, que ví hace décadas ya en mi video casero, aquella escena en la que los piratas del aire se unían para atacar un barco, los pilotos de cada hidroavión, se distinguían por tener las mismas pintas, incluso físicamente y usar las mismas ropas, a eso me recordaban esos pequeños puestecillos, a los personajes de los hidroaviones, que también y por alguna extraña razón se componían de tres miembros, sin saberlo, en aquella época ya Miyazaki me estaba profetizando la obsesiva afición de los japoneses por el uniforme para expresar su adhesión a un grupo.

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