viernes, 9 de noviembre de 2012

Sierra Lújar

Pasé mi infancia y adolescencia rodeado de libros, lecturas de antaño que hoy día quedaron relegadas por capas de polvo en mis estanterías. Estas incipientes lecturas actuaron como pasadizos de papel que me llevaron a otras lecturas y a otros mundos literarios, que irían marcando mi vida, mis viajes, quedando vida y ficción entrelazadas para siempre, gestando al idealista radical que soy hoy en dia. Entre aquellos primigenios mejunjes de realidad y ficción literaria, recuerdo aquellas peladas montañas que se avistaban desde la ventana de mi casa, por esos tiempos devoraba yo la trilogía del Señor de los anillos, y no importaba cuantas sensatas gentes me dijeron que lo que lo que yo llamaba Las montanas negras de Sauron era sencillamente Sierra Lújar, aquel domingo contaba yo trece años, agarré un par de galletas maría que yo llamaba “lembas”, y eché andar por los campos hacia aquellas siniestras lomas, mientras andaba fantaseaba con ver algún orco o pequeño trasgo, después de cinco horas caminando y temiendo ser engullido por la noche, decidí regresar a casa con los pies doloridos, jamás llegué a alcanzar aquellas montañas negras, pero en aquel viaje ví campos y bosquecillos de gran belleza, olí la tierra húmeda, como solo aquí huele, y descubrí otros pequeños pueblos tan parecidos pero tan distintos al mío, esta fue una de las primeras aventuras en solitario que ya de adulto haría por tierras mucho más lejanas y exóticas. La mañana que hice el boceto, el día se hizo gris y aparecieron estas nubes preñadas de agua. ese mismo día los truenos iniciaron un aguacero que duró siete dias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario